Nuevo país, nueva vida

Llegué al aeropuerto internacional de Cairo, Michael me hizo el favor de llevarme.

Tan solo al llegar me pasaron de inmediato todos los recuerdos que viví en Egipto, parecía que hubiera sido hace solo unos días que aterricé en Egipto preguntándome qué demonios estaba haciendo en aquel extraño país, la nostalgia me invadió pero al mismo tiempo me sentía emocionado de estar a punto de cerrar un nuevo ciclo en mi vida.

Hussien llegó al poco tiempo también a despedirse de mí, llegué a tiempo para ir al abordaje por lo que me despedí de ambos y me fui a la sala de espera (no dejan entrar acompañantes).

Después de un rato por fin ubiqué mi aerolínea, viajaría en Saudi Arabia Airlines. En la sala de espera de inmediato noté el cambio en la gente. Todos estaban vestidos con ropas blancas, las mujeres cubiertas de pies a cabezas pero igual de blanco, todos musulmanes pero nada que ver en cuanto a vestimenta a la gente normal de Egipto, yo era el único extranjero obvio entre todos ellos.

Ropas super árabes

Después de esperar una media hora al fin inicié el abordaje. El avión estaba bastante bonito comparado con los que había viajado antes. El vuelo iba a durar 7 horas hasta el siguiente destino.
Llegué al aeropuerto de la ciudad de Jeddah, Arabia Saudita a las 8 de la mañana. El aeropuerto aunque estaba bastante pequeño era por demás lujoso, todo mundo vestido con ropas blancas y muy pocos extranjeros alrededor si no es que ninguno.

Anduve merodeando por el aeropuerto un rato antes de irme a sentar a unas bancas y dormirme.
Me desperté poco antes del medio día para abordar el siguiente vuelo, a poco creyeron que me iba a quedar en Arabia Saudita?

Una vez que despegó el avión, me sentía ya con más alivio pues estaba a unas horas de llegar al que sería mi nuevo hogar por los siguientes meses. Lo único relevante del viaje es que me hice amigo de la azafata (no estaba guapa pero era buena onda) y ví un paisaje que jamás en mi vida me había imaginado.

Cuando ví la pantalla del GPS delante de mi asiento, estábamos sobrevolando los emiratos Arabes Unidos cuando me asomé por la ventana. Recuerdan más o menos como se veía el desierto negro en Egipto? Bueno pues más o menos lo mismo pero magnificado! Parecía otro planeta, no se veía rastro alguno de civilización y definitivamente no era un lugar habitable, pero era increíble pues era un paisaje que jamás me hubiera imaginado que existe.

Habían visto algo así?

Definitivamente no pude dormir en el avión, el viaje era de 7 horas así que me puse a leer tanto pude en esas 7 horas. El señor que iba a mi lado era Indio y me contaba de sus negocios y cosas varias que a mí me daban igual pero lo escuchaba por educación y porque no había mucho más que hacer.
De repente me di cuenta por la ventana del avión que ya estábamos sobrevolando aquel nuevo país. Mirando hacia abajo, vi varias islas conectadas entre sí mediante puentes y carreteras, colinas bastante altas, y una aglomeración urbana sencillamente mayúscula.

Pronto sonó la voz del capitán anunciando que ya estábamos por aterrizar así que había que abrocharse los cinturones. Y de un momento a otro, habíamos aterrizado.

Tan pronto pisé el aeropuerto, me di cuenta de que era el aeropuerto más bonito en el que había estado hasta entonces.

A través de los cristales se veían jardines iluminados por luces de colores, las paredes de los pasillos estaban bellamente decoradas con vinilos que relataban la historia del país y las cosas más representativas del mismo.

Después de perderme un rato viendo tales decoraciones, me fui a la banda de equipaje a recoger mi mochila, la encontré de inmediato pero me di cuenta que le habían cortado las puntas de plástico, no era la gran cosa pero sencillamente no entendía el porqué de eso.

Ya con la mochila en un carrito, me fui a migración para pasar el control. Había muy poca gente en el control de migración, rellené mi forma y recibí mi permiso de entrada sin problemas, así que oficialmente estaba ya en mi nuevo país!

Desgraciadamente aún no estaba en la ciudad en la que iba a vivir, tenía que tomar otro vuelo pero ese vuelo era a las 6 de la mañana del día siguiente (eran las 7pm cuando aterricé en el aeropuerto). Entonces tenía como 11 horas para hacerme tonto en el aeropuerto. Por alguna razón no había nada de gente, al menos no donde yo estaba.

Luego me di cuenta que estaba en el primer piso y tenía que ir a otra terminal para tomar el sig vuelo, pero como me quedaba mucho tiempo, decidí primero irme a cenar.

El primer problema fue que no tenía absolutamente nada de dinero en efectivo, intenté sacar dinero del cajero pero el cajero no me dio nada de dinero y sin embargo se registró la transacción. Desesperado, fui con un policía pero no me pudo ayudar porque el señor no tenía celular consigo.

Un señor que estaba en una cabina donde se rentan taxis, me ofreció su teléfono para llamar a atención a clientes. Terminé mi llamada (afortunadamente resolví el problema bancario), le pregunté cuanto me iba a cobrar por la llamada y con una gran sonrisa en la cara me dijo que absolutamente nada “Yo solo lo quiero ayudar señor”. Si esta era la primera impresión de este país y la hospitalidad de su gente, entonces era genial!

Ya me estaba muriendo de hambre y yo seguía sin dinero, y como no quería arriesgarme a otro retiro de dinero en el cajero se me ocurrió que en realidad sí tenía dinero. Cuando estaba en Egipto, uno de los intercambistas con los que vivía al principio me había dado, a modo de souvenir, billetes de su país. Según los precios que tenía mostrado el tablero del Subway, esos billetes eran suficientes para al menos 3 subways.

Abri mi mochila, saqué mi cajita de souvenirs y saqué esos billetes. Me compré un subway vegetariano (como casi todos los que había) pero las salsas estaban muy picantes, aunque la verdad ya me lo esperaba.

No hice más que leer durante las siguientes horas y ver el Facebook para pasar el rato, leyendo en internet me encontré con que el aeropuerto en el que estaba tenía un museo en el 3er piso. Sin dudar y con un par de horas antes de mi siguiente vuelo, me fui al tercer piso a ver el museo.


Museo en el Aeropuerto

Fue impresionante ver las figuras de todas las deidades a las que se les rendía culto en aquel país, las maquetas de las ciudades más importantes incrustadas en la pared, y muchas otras piezas de historia que representaban muy bien la cultura de acá.


Terminando el recorrido me fui a la siguiente terminal y me formé para comenzar el abordaje. Ya solo faltaban un par de horas para llegar al destino final. El avión estuvo muy cómodo y la comida también muy rica aunque demasiado especiada.

El sol había hecho su aparición para entonces, pasadas 2 horas con 40 minutos ya estaba yo en la sala de espera del aeropuerto de destino.

Yo ya había avisado a los del comité que me iba a recibir, la hora en la que llegaría. El chico que fue por mí se había retrasado una media hora pero al menos llegó. Me reconoció de inmediato, llamó a un taxi y me llevó a la casa de un chico que me iba a hospedar por un par de días en lo que encontraba alojamiento (el comité no se preocupó por eso). En el camino el chico que me fue a buscar me empezó a bombardear de preguntas, lo chistoso era que mientras hablaba generalmente movía su cabeza como los muñecos esos que tienen cabezas móviles, su inglés tenía un acento muy marcado y su color de piel también era muy característica de la gran mayoría de las personas que observaba en el camino.

En el trayecto hacia la ciudad, cada que nos acercábamos más, la presencia de muchísimos árboles era evidente, la ciudad era bastante verde pero daba un aire de ser rural. Había templos al por mayor, y de pronto la ciudad se volvió un caos con tantas motos y coches todos tratando de conducir.

Una vez que llegué a casa del que me iba a hospedar, por fin me sentía relajado. Había llegado! El apartamento estaba en un segundo piso, observé por la ventana y me emocioné de saber que estaba en un nuevo país, en una nueva ciudad, nueva cultura, nueva comida, nuevo todo. Un par de vacas pasaron tranquilamente por la calle mientras las motos y coches se detenían para dejarlas pasar. Las calles estrechas y llenas de locales de todo tipo solamente hacían que todo se viera amontonado pero por alguna razón lo encontraba bonito.

 Pero sabía que todo iba a valer la pena, el destino una vez me negó venir pero ahora ya había logrado llegar, por fin…llegué a la India!

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