Los colores del desierto


Desierto Negro

Dos horas después de haber salido de Cairo no hay nada más que arena y una carretera estrecha en la que esporádicamente pasan camiones de carga bastante grandes tan cerca que mueven la furgoneta lo suficiente como para pensar que nos podemos salir del camino en cualquier momento. Cosa que afortunadamente nunca pasó.

Tras sufrir bastante del calor y dormir en la furgoneta por lo aburridos que estábamos por fin llegamos al lugar donde nos iban a recoger las 4x4 para ir al desierto directamente. El lugar es como una cabaña hecha con troncos de palma y techo de paja. Una vez que llegaron las camionetas nos dirigimos al desierto en 3 distintos vehículos que nos llevaban a todos.

El camino es llano por todos lados, el contrastante negro del asfalto parte a la mitad un paisaje sin relieves notorios, arena clara de ligero tono amarillo, cielo azul perfectamente despejado y un sol que sin ser extremo es suficiente para causar incomodidad en la piel con la pura resolana que entra por la ventana de la furgoneta.

Después de casi 3 horas, el paisaje se transforma en montículos negros, pequeñas colinas que a lo lejos parecen estar cubiertas con nieve negra que contrasta con el color del resto del lugar. Era muy extraño sentirse en medio de la nada, solo una carretera en medio de la nada, los automóviles que pasaban a lado de nosotros eran escasos y se percibe esa extraña sensación de soledad, no es una sensación común porque siempre estamos rodeados de personas, y no es como estar en un bosque porque en el desierto solo hay arena hasta donde alcanza la vista y un sol abrasador encima de nosotros.

La primera parada fue en el desierto negro. Que es el conjunto de montes y pequeñas colinas cubiertas de piedras negras que a lo lejos da una vista muy contrastante con el resto del lugar. Nos bajamos todos de la camioneta y empezamos a caminar alrededor del lugar.
Yo fui el primero en encaminarme hacia la cima de uno de las colinas para tener una mejor vista. El resto del grupo estaba haciéndose tantas selfies como podían, sigo sin entender qué genera esa adicción por los autorretratos.

Una vez en la cima me puse a disfrutar del paisaje y a respirar profundo para sentir un poco el lugar. Tomé un par de fotos antes de que todos me alcanzaran en el mismo lugar y me arruinaran la tranquilidad.

Los guías nos apuraron porque ya se hacía tarde y aún teníamos que llegar a varios lugares antes del anochecer para poder acampar en un lugar tranquilo. A pesar de todo el camino fue bastante ameno ya que yo iba junto con las mexicanas y con Lais que iban cantando todo el camino canciones egipcias que sonaban en la radio de la camioneta.

Tras otra casi media hora de camino, llegamos al lugar donde íbamos a adentrarnos realmente en el desierto. “Parque nacional del desierto blanco” era la leyenda de un letrero en medio de la nada. Entonces salimos del camino de asfalto para andar plenamente en el desierto.

A los pocos minutos nos encontramos con varios camiones pesados haciendo trabajos supongo que de excavación de piedras. Tras pasarlos llegamos a un pequeño precipicio en donde una de las camionetas se atoró al bajar y tuvieron que empujarla para sacarla.

Pasado el problema llegamos al segundo punto, que la verdad es una de las cosas más impresionantes que he visto hasta el momento. Uno no se espera mucho del desierto pero este tenía un encanto especial. Formaciones de rocas gigantes y blancas se veían por todos lados y arena tan limpia que era extremadamente agradable andar descalzo.

No me tardé ni 1 minuto cuando ya estaba escalando una de las montañas para tener una mejor panorámica del lugar. Alguna vez se han sentido minimizados por la belleza de algún lugar, por la inmensidad de algo? Pues exactamente así se siente estar frente a semejantes maravillas. Cuenta la leyenda que en ese lugar hace miles de años era parte del mar y al secarse dejó como rastro tales montañas.

Después de una relajante caminata en el lugar volvimos a las camionetas para ir al lugar donde íbamos a acampar. Bien adentrados en el desierto se comenzó a ver un camino artificial de rocas que indicaba la dirección que debíamos de seguir para llegar al parque del desierto blanco.
Si antes había montañas blancas, el paisaje se transformó por completo en cuestión de minutos; tornándose todo de blanco no solo las rocas. La arena era puramente blanca y las formaciones de roca se pusieron bastante bizarras pero eran increíbles. 

Nos paramos en un lugar cerca de una roca que tenía forma de hongo y otra con forma de gallina. Como era obvio todo el mundo se empezó a tomar selfies y ahí estuvimos platicando todos mientras los guías preparaban el campamento.

Al caer la noche y todo listo para acampar, con la temperatura bastante baja. Comenzamos a celebrar el cumpleaños de uno del grupo que iba con nosotros. Teníamos una fogata, bailamos, cantamos, bebimos, nos divertimos como niños en la arena, comimos comida de beduinos (gente que vive en el desierto) y en fin, tuvimos una noche bastante agradable.

Yo me quedé prácticamente toda la noche despierto admirando las estrellas y el silencio del lugar. Era impresionante estar rodeado de completa oscuridad. Fue una experiencia bastante enriquecedora ya que me permitió ponerme a pensar sobre muchas cosas que estaban sucediendo últimamente en mi vida.

A la mañana siguiente fui de los primeros en levantarme, me puse a recorrer el lugar y a tomar más fotos. Me senté en una roca gigante y sin darme cuenta me puse muy cerca del campamento de otro grupo, tanto que me vieron y me invitaron a desayunar con ellos, era solo una pareja de Bangladesh. Tuvimos una charla bastante agradable y después de desayunar me regresé con los de mi grupo.

Levantamos todo una vez que hubimos desayunado y nos dirigimos al siguiente desierto, el desierto de cristal. Al llegar ahí me di cuenta del porqué del apodo; casi todas las piedras destellaban por los minerales que contenían dándole un aspecto cristalino a la mayoría de las piedras de ahí. No estuvimos mucho tiempo en el lugar cuando nos dijeron que teníamos que ir al último destino, el oasis del desierto. Yo me esperaba un oasis de esos donde hay un lago en el centro rodeado de palmeras pero para mi decepción eran solo las palmeras y una mini pileta con agua un poco mohosa en la que todos se metieron para refrescarse, y pues nimodo me metí yo también solo porque estaba bastante acalorado.

Al final del viaje al menos conocí a los demás chicos del viaje que eran franceses. Nos la pasamos cantando todo el camino de vuelta hasta que por fín llegamos a cairo por la noche.


Lo mejor del viaje fue que me permitió tomar una decisión importante. Era momento de irme de Cairo, así que desde ese momento me puse a pensar cuál sería el siguiente destino…

Comentarios

  1. ¡Me encantó la descripción Josue! Fue como acompañarte en este viaje. :)

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    1. Geniaaal :D muchas gracias Scarlet. Mantente pendiente que ya casi se termina y hay un par de aventuras que se van a quedar con la boca abierta todos :o

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