Ya quiero ver camellos!

Tengo que decirlo, Madrid no es la ciudad que esperaba. La arquitectura me hace recordar demasiado a la del centro de la Ciudad de México.

Eso sí, la ciudad está bastante limpia, la organización es mucho mayor y bueno la gente, la gente viene de todos lados. No es una ciudad para nada pequeña, me tomó casi una hora caminar desde el estadio del atleti hasta la plaza mayor de la ciudad.

La plaza mayor bajo remodelación la verdad es que no me causó mayores impresiones, pero otra vez, la cantidad de gente que hay en las calles es bastante, de todos colores y notoriamente de muchos lados del mundo, afortunadamente no era el único ridículo con una mochilota en la espalda.
Para ese entonces, yo tenía ya donde pasar los días en Madrid, otro hostal para variar! Y así preguntando, caminé desde la plaza mayor hasta la plaza del Sol donde muy cerca estaba el hostal. Ese primer día lo recuerdo perfectamente porque en la plaza del sol se ponen muchos artistas callejeros a hacer lo suyo.

Personas levitando literalmente (obvio que hay truco), otros bailando, otros cantando, en fin; un ambiente bastante lindo y entretenido. Después de disfrutar un rato, llegué al fin al hostal donde me iba a quedar. Básicamente era un departamento con muchas habitaciones y en cada habitación había literas y camas compartidas, al llegar al hostal de lo primero que me percaté fue de la falta de profesionalidad con la que se maneja el hostal, para empezar me dijeron donde estaban las llaves para que pudiera abrir, al llegar estaba solamente yo y mi alma; cuando llegué a mi cuarto vi mochilas en otras camas y pues era obvio que había más personas en la habitación.

Pero como siempre, un viaje se reduce a dos cosas: el lugar mismo y las personas que conoces. La primera noche conocí a un grupo de dos australianos, un inglés, un holandés y una uruguaya. Cuando llegaron ya estaban ebrios pero igual tenían muchas provisiones en el refri y cuando lo abrieron pues me invitaron a unirme. Por alguna razón mis habilidades para socializar habían mejorado bastante, fue entonces que pude platicar mucho con ellos y tomar también, digo una chela o unas cuantas no le caen mal a nadie no?

Así pasaron los días en Madrid, recorriendo por las tardes la ciudad y enfiestándome con la banda por las noches. Conocí los lugares más turísticos de Madrid,  el Santiago Bernabéu (es súper caro por cierto 25 euros el tour), el museo del prado, plaza de Cibeles, la puerta de Alcalá, el parque del retiro que por cierto está súper genial, el palacio de la familia real, etc. Conocí bastante de Madrid pero no es una ciudad para tener aventuras, es una gran metrópoli más.

Así que en resumen, hay todas las comodidades en Madrid, es una ciudad bonita pero hasta ahí. La única memoria sobresaliente fue una de las últimas noches con la banda; nos emborrachamos, llegamos a la casa, nos seguimos emborrachando, troleamos a un alemán que se estaba quedando en el hostal y rompimos una litera. Aahhh que buena noche hahaha, fue divertido después de todo, aunque no lo fue tanto cuando booking.com me mandó un correo indicándome que me iban a cargar dinero por los destrozos ya que el dueño del hostal se había quejado pero pues YOLO.

Y un miércoles a las 6 de la mañana, con lluvia y bastante frío, tomé mi mochila y caminé entre callejones para finalmente llegar a la calle donde pasa el autobús que lleva al aeropuerto. El autobús es de la línea exprés, es amarillo, grande, trae portaequipajes en los laterales y el boleto lo vende el conductor por 5 Euros que es bastante barato si se compara con los normalmente 30 que cobra un taxi.

Y sin más, ese miércoles deje Madrid. Sin mucho que contar  y con 1 kilo y medio de más solo por llevar esa dieta española de pan a todas horas, al final de cuentas es una ciudad menos por visitar en la lista. Mi vuelo tenía escala en Roma. Si algo me encantó de este vuelo fue que desde el avión se puede observar la característica forma de bota de Italia, que la verdad es una imagen que siempre tendré en la memoria.

Mi vuelo tenía 12 horas de conexión que supuse sería suficientes para recorrer un poco, pero no! La única forma de ir desde el aeropuerto de Roma a la ciudad es por taxi y cobran 30 euros que bajo ningún motivo estaban en mi presupuesto, pero ya que le hacemos. A recorrer el aeropuerto mejor!
Hasta el momento es el aeropuerto más bonito en el que he estado, grande, espacioso, lujoso, los baños súper modernos, un piano en medio de uno de los pasillos con un letrero en inglés que decía “play me”, restaurantes de primer nivel y todo súper caro! ¿Qué podía un mortal vegano comer aquí? Pues me las ingenie para que en un restaurante de paninos me hicieran uno de champiñones. Por cierto, si les cuentan que los italianos generalmente no hablan inglés, créanlo! A pesar de estar en un aeropuerto internacional, el inglés de muchos de los empleados es bastante limitado, y no es como que entiendan mucho español.

Cuando dieron las 9 de la noche, comenzó el abordaje del vuelo a Cairo. Ya en el avión me llevé una decepción enorme. Las azafatas normalmente uno las imagina altas, guapas, y si son europeas pues rubias. Yo no sé qué onda pero en esta aerolínea (Alitalia) parece que contratan azafatas retiradas, ok tal vez estoy generalizando a todas las azafatas de la aerolínea pero al menos en este avión no eran como me las imaginé. Efectivamente son blancas, altas y…..viejas, como de 50 si no le calculo mal. Pero bueno que le puede uno hacer, desafortunadamente al comprar el boleto no me dieron la opción de pedir azafatas privadas o algo así.

4 horas de viaje después, un concierto de luces interminables se veían debajo de mí. Se supone que mi vuelo llegaba a Cairo pero fueron  como 40 min que estuve viendo luces de ciudad abajo, hay de dos, o Cairo es gigante o hay muchas ciudades interconectadas. Pero bueno al final de cuentas el avión aterrizó y no bueno, se levantó un polvadero apenas el avión tocó el suelo, el calor de afuera era evidente porque incluso adentro del avión yo ya estaba sudando.

Bajando del avión me subo a uno de esos buses que transportan gente entre terminales y me siento en un rincón, si no fuera porque todas las personas hablaban árabe y muchas mujeres usaban velo hubiera dicho que esa banda era mexicana. Pero pues no, incluso un tipo me hizo unas preguntas en el bus, le dije en inglés que no soy egipcio, y luego un niño como de 13 años me dijo algo mientras se reía. Yo con toda la educación del mundo y una sonrisa en la cara lo mandé a chingar a su madre en español, solo por aquello de las malditas dudas. Lo que yo no sabía en ese momento es que esa era la primera de infinitas veces que haría lo mismo.

Ya en el aeropuerto como tal, lo primero que veo es una estatua de nefertiti en medio de la entrada hacia el aeropuerto, camino hacia la sala principal y entonces ví una marabunta de gente por todos lados, desorganización total, un cúmulo de personas más o menos formados estaban en la ventanilla donde se sacan las visas, y luego varias filas para pasar a control de migración. Tomé mi tarjeta de información para llenarla y cuando tocó mi turno sin mayores revisiones me sellaron mi pasaporte y me fui a la banda de equipajes para recoger mi mochila.

Seguí caminando por la sala para encontrarme con otro puesto de revisión antes de salir, el guardia me habla en árabe, le muestro mi pasaporte para que me hable en inglés pero nomás no, me siguió hablando en árabe y con señas me indicó que quería revisar mi mochila. Y la abrí, como buen viajero siempre hay que tener hasta arriba del equipaje las cosas menos importantes como calzones sucios o comida. En mi caso yo tenía todos mis botes de salsas, moles, agua de horchata, achiote, dulces, y todo lo que cualquier mexicano no va a encontrar fuera del país.

En un intento de inglés me preguntó que tanto más traía, y pues le dije que traía más comida. También le dije (en español) que traía quesos y droga pero nomás no le dio risa, pinche banda amargada.

Y ya afuera del aeropuerto empieza lo bueno, tan pronto sales, decenas y decenas de taxistas te abordan para ofrecerte un “welcom welcom, taxi chip” (lo escribo así porque así hablan), me amargaron la existencia porque no dejan avanzar. Se supone que un miembro de la organización encargada de mis prácticas me iba a ir a buscar, pero después de haber recorrido todo el estacionamiento cargando mi mochila en un carrito por casi dos horas, regresé a la entrada por la que había salido solo para sentarme un rato. Y pues yo sin internet ni saldo no tenía la menor idea de que hacer, pero después vi a un tipo con un cartel con mi nombre que acababa de llegar a la puerta de salida.

Casi nulo inglés el que hablaba el árabe ese, su nombre era Majmud (así se pronuncia pues) y me llevó hasta el hostal (otro para variar) donde me iba a quedar esa noche solamente. En el camino, que tomó casi 1 hora y media hasta el centro de la ciudad, ví muchas mezquitas y varios lugares bastante bonitos a primera instancia pero no dejaba de pensar “¿Qué chingados estoy haciendo en Egipto?”.
Y así llegué al centro de la ciudad, y el tipo me dejó en el hostal y se fue. La primera impresión fue terrible, basura por doquier, olor a comida podrida bastante intenso, el edificio viejo y sin mantenimiento, el elevador ¡era de madera! Y una musiquita extraña sonaba cuando subía.

Resulta que el hostal es solo el tercer piso del edificio, al llegar el recepcionista (este we si hablaba bien inglés) me da una forma para registrarme y luego se presenta “welcom, mai neim is majmud”. Dos majmuds en tan poco tiempo. Pues total que llego a mi habitación, abro la puerta y en no más de 6 metros cuadrados había dos camas, en una de ellas estaba Rodrigo, un brasileño que era el primer intercambista en llegar de este periodo.

Ya había hablado por whatsapp con él un día antes, y nuestra plática fue acerca de lo mal que la estaba pasando él esta primera semana, no tenía ningún amigo por el momento y le estaba costando bastante trabajo adaptarse. Yo haciéndome el listo le repetí muchas veces “solo tienes que salir a la calle y hablar con las personas, no puede ser tan difícil”


Qué equivocado estaba…

Comentarios

  1. ¿En serio traías moles y salsas? .-.

    ResponderBorrar
  2. Apenas en mi cumpleaños fue que me las acabé haha se extraña. Y sí traía provisiones de varias salsas y un par de botes de Mole.

    ResponderBorrar
  3. Jajaja... me mato eso de las azafatas y las provisiones que traías (mole y salsas). Genial, saludos Josue ;)

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Los colores del desierto

Un viaje al pasado

Al cabo que ya me quería ir