Del otro lado del charco.
Parece una gigantesca cama de algodón,
incluso puedes imaginarte sintiendo la textura de las nubes. Simplemente
increíble, todo lo que ves debajo de ti es blanco hasta donde alcanza la vista,
un intenso azul celeste en la parte superior de la imagen, y al fondo se
observa la unión de ambos matices.
Excelente imagen para empezar el día.
Recién me acabo de levantar, dormía con la cabeza apoyada a la pequeña ventana
ovalada del avión. Observo la pequeña pantalla de LCD en frente de mi asiento,
con un par de botones me las arreglo para ver la ruta. Ya estoy en Europa, a
una escasa hora de Madrid. No puedo evitar la emoción, ¡es mi primera vez en
Europa! El sueño de muchos incluyéndome.
El viaje ha sido bastante largo, 12 horas
sentado está cabrón. La comida que me sirvieron estaba bien pero recuerdo
perfectamente cuando abrí mi charola. Quito el papel aluminio que la cubría y
oh sorpresa. Fajitas de pollo en la charola principal.
-“¡señorita! yo pedí platillo vegetariano y
me trajeron pollo. ¿Me puede traer el mío?”. Le dije en un tono bastante amable
y comprensivo lo juro.
-“¿Qué tiene de malo el pollo?”. Me dijo
bastante sorprendida.
-“Pues usted dígame, ¿De qué árbol cortan
al pollo?” “¿Me lo puede cambiar o no?”
-“Lo siento señor, ese es el plato que
tiene asignado”
Y que agarra y que me dice… y que agarro y
que le digo, y que me dice, y que le digo… Ah no ya no me dijo nada! Jajaja
Cabrona!
Pues ni modos, tuve que dejar al pollo y
comerme el arroz y las verduras que estaban en una charola diferente
afortunadamente.
Ya en el aeropuerto comienza el
desembarque. Súper súper emocionado! No puedo evitar la sensación de saberme a
miles de kilómetros de mi hogar. “Aeropuerto
Madrid – Barajas” se alcanza a leer en uno de los letreros. Me dirijo al
control de migración sólo con mi mochila de mano siguiendo a toda la gente. Es
un salón enorme, varias ventanillas atendidas por oficiales de migración
enfundados en sus uniformes azules. Filas bastante largas detrás de cada
ventanilla, hay algunas especialmente reservadas para personas con pasaporte
español, otras para pasaportes europeos, y el resto de las ventanillas para
cualquier nacionalidad.
En el lugar se encuentran varios oficiales
caminando y revisando documentos de manera aleatoria. He visto como detienen a
varios para preguntar por sus papeles, y a varios otros se los llevan al cuarto
que está a un costado del salón. Parece que ahí te preguntan si traes
explosivos o algo.
Ya formado, alcanzo a ver a Idalia, con un
gesto amigable y la mano levantada, la
saludo a lo lejos y me devuelve el saludo. Es mi turno de entregar pasaporte. “Motivo
de la visita” me pregunta el oficial con ese acento español que todos
conocemos.
“Sólo tránsito” le respondo de inmediato.
Levanta una ceja y me dice “Tu boleto de salida?”, “No lo tengo impreso, pero
me voy a Egipto mire!” le digo tomando mi pasaporte y mostrándole mi visa para
Egipto. Después de varias preguntas que lo hacían dudar cada vez más termina la
conversación con un “pase a sentarse de ese lado por favor, me voy a quedar con
su pasaporte y en un momento un compañero lo va a atender”.
Estaba sentado del lado donde estaba el
cuarto ese de interrogaciones, “en la madre han de pensar que traigo droga o
algo”, me empecé a llenar de preguntas bastante estúpidas en ese momento pero
me calmé. En eso se aparece una mujer bastante alta con el mismo uniforme que
los demás y diciendo mi nombre en voz alta para identificarme (a mi lado
estaban sentados otro par de personas), me dice que necesita hacerme unas
preguntas.
El cuarto no es más que una oficina con un
aire de antigüedad, después de unos 5 min de hacerme las mismas preguntas que
el oficial de la ventanilla y unas extras, saqué de mi mochila mi tablet y le
mostré mi boleto electrónico a mi siguiente escala que era Roma, mi estado
bancario y todo se soluciona de inmediato. Me da un papel que dice “acceso migratorio
autorizado”.
Unos minutos después recojo mi mochila
documentada y en poco tiempo estoy fuera
del aeropuerto. Madrid al fin! Cielo gris con nubes cargadas, parece que iba a
llover pronto. Anduve preguntando a muchas personas como llegar a la estación
de metro o de buses más cercana. Mi primer destino en Europa no era exactamente
Madrid sino Salamanca.
Me las ingenio para subirme con mi bendita
mochilota a un autobús especial que va desde el aeropuerto a varios puntos de
la ciudad. El autobús tiene internet gratis! Hahaha eso fue lo primero que
noté, aparte de los soportes para equipaje en todos lados. Muy moderno y
cómodo. Me encuentro con otros dos mexicanos en el autobús, en este punto me
empiezo a dar cuenta que es cierto eso que a veces escuchaba; los mexicanos en
el extranjero tenemos como un imán para encontrarnos a otros. Es siempre lindo
saber que tienes a un compatriota cerca.
Llego al metro al pasar como media hora en
el autobús, y después de equivocarme en una estación llego a la estación de
buses “AVANZA” ayudado por un nicaragüense llamado Dionisio que me encontré en
el metro. Hasta el momento no mucho sufrimiento. Compro el boleto de Madrid a
Salamanca, sólo 21.5 euros. Es divertido pagar la cantidad de 21.5 por un
autobús, luego te das cuenta que son euros y te empieza a dar un extraño dolor
en el codo.
Esperaba más de los autobuses pero para ser
honesto, los ADO normales están más chido. Casi 3 horas de camino. Iba sentado
sólo, recargando mi cabeza en la ventana, no podía parar de ver el paisaje, de
leer todos los señalamientos de tráfico, de decirme una y otra vez “estas en
Europa cabrón ¡disfrútalo!” Esa sensación de hacer eso que más quieres después
de tanto intentarlo, felicidad inmensa, sensación extraña y hasta un poco
desconocida, todas esas emociones yendo y viniendo a cada rato.
En fin, dejando la cursilería de lado. Por
fin llego a Salamanca, desde que se llega a la ciudad se nota la catedral
enorme en el centro de la ciudad. Es bastante obvia la arquitectura atrapada en
el pasado mezclada con aires modernos de una ciudad pequeña, un río que parte a
la ciudad en dos y en general, una ciudad hermosa y eso que aún no había visto
nada.
Ya en la central de autobuses de Salamanca.
Recojo mi maleta y espero a mi amiga con la que había quedado de verme a las
12:30 en la central, la central de autobuses de Salamanca es bastante pequeña
así que la debería ubicar fácil. Como no la veía me senté en el mero centro de
la estación esperando a que alguien dijera mi nombre. Eran las 12:50 cuando la
vi. “¡Virginia!” le grité y le di un abrazo. Breve charla en la central y nos
dirigimos a su casa.
A Virginia la conocí mediante CS hacía solo
4 meses antes. Cuando hospedas a alguien en CS la mayoría de las veces se
quedan en bonitos recuerdos, otros se vuelven muy buenos amigos casi de manera
instantánea y sabes que los quieres ver en algún momento de tu vida. Con
Virginia, comparto a la fecha muchas ideologías y eso nos hizo llevarnos
bastante bien pero no pensé encontrármela de nuevo tan pronto, y menos ahora en
su casa, en fin.
Esa noche salí a recorrer un poco de
Salamanca solo para enamorarme de esa ciudad, bellísima a mi parecer desde casi
cualquier ángulo. Limpia, antigua, moderna, silenciosa, llena de jóvenes, de
ancianos. Muchos puntos de contraste pero simplemente genial.
Espero que los días siguientes se pongan
interesantes por aquí.
Jamás pensé que diría esto pero quiero ser como tú cuando crezca XD Disfruta tu experiencia, bien sabemos que viajando es como uno se encuentra consigo mismo y ya nada vuelve a ser igual. Un abrazo
ResponderBorrargracias bro!! un abrazo :D
BorrarSigo diciendo que estas son las cosas que hacen pensar a uno.
ResponderBorrarEspero que sea pensar en algo positivo hahaha :)
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