Un viaje al pasado
Han pasado
los días y me tengo que ir a Madrid, mi tiempo en Salamanca ha llegado a su
fin. Es la primera ciudad europea que me tocó conocer y no puedo estar más
feliz de eso.
La vida en
Salamanca por el poco tiempo que pasé ahí la pude percibir bastante sobria. Sin
excesos, sin exageraciones, sin coches inundando la ciudad, reina la calma por
las calles, un ritmo de vida semilento pero a la vez encantador. Cerca de las 9
de la noche ya no hay muchas personas en la calle.
La ciudad
se puede recorrer completamente a pie en un día. El centro de la ciudad es
simplemente un encanto, la arquitectura es una capsula de tiempo medieval, los
callejones empedrados te hacen imaginarte cualquier película de castillos y
dragones. Es simplemente fantasioso caminar por las calles de esta ciudad, los
bares son estilo tabernas antiguas y la universidad de salamanca es la versión
española de Hogwarts.
Me podría
fácilmente acostumbrar a vivir aquí. Hay algunas experiencias que
definitivamente se me quedarán grabadas para siempre. La primera fue haber
recorrido la ciudad durante la noche. El primer lugar que fotografié fue la
plaza mayor, según los lugareños, es la plaza mayor más bonita de España, iluminada
de amarillo y con calles vacías, el silencio se hace presente y no queda más
que admirar los bellos detalles de la arquitectura de todo el palacio
municipal.
De ahí me
dirigí a la catedral de Salamanca. Una de las construcciones más bonitas que he
presenciado. Imaginen un castillo gótico con miles de detalles arquitectónicos,
uno puede fácilmente perder el tiempo construyendo cuentos en la cabeza de
todos los hechos que pudieron haber pasado ahí. En una de las fachadas de la
catedral entre los tantos tallados, se encuentra una rana encima de la cabeza
de un hombre, cuenta la leyenda que si encuentras la rana a la primera sin que
nadie te diga tendrás buena suerte toda la vida. Yo por supuesto no la
encontré, me pasé observando la bendita fachada por más de una hora sin ningún
resultado hasta que le dije a Virginia que me diera la respuesta, y como todo;
siempre que te dan la respuesta te preguntas por qué no lo habías notado.
El otro
dato curioso es que en otra de las fachadas se encuentra tallado un astronauta.
Hay que recordar que la catedral fue terminada en el siglo XVI. Siempre que
eres nuevo, la gente te convence que es muy raro que hayan tallado al bendito
astronauta en esos tiempos. Y como eres nuevo pues te empiezas a hacer de
muchas dudas. Pero todo tiene explicación, lo que la gente no te dice es que,
el astronauta fue tallado durante las remodelaciones de 1992. Ahora todo tiene
sentido pero tuve que buscarlo en Wikipedia para confirmar mi teoría.
Fachada lateral de la Catedral |
Toda el
área que circunda la catedral es un conjunto de construcciones medievales que
se complementan perfectamente unas a otras. Por la fachada lateral, donde se
encuentra el astronauta, hay jardineras a desniveles con pinos enormes, flores
de colores, y la oscuridad de la noche hace tétricamente atractivo este
espacio. En el lado opuesto a la catedral está la entrada a la universidad de
Salamanca con sus grandes y pesadas
puertas de madera y remaches metálicos. Es obvio que si de algo se han
preocupado en la ciudad es por mantener ese aire medieval que le da su toque
único.
Cerca de la
catedral se encuentra el huerto de Calixto y Melibea; es un jardín que, aunque pequeño, tiene una
de las mejores vistas de la ciudad y los atardeceres ahí son simplemente
memorables.
Otro de los
puntos de la ciudad que simplemente te dejan boquiabierto es la vista nocturna
desde el puente romano hacia la catedral. El puente, como podrán imaginar, fue
construido por los romanos pero lo interesante es que lo construyeron en el
siglo uno!!!
Pero no
todo en la ciudad son castillos y dragones, en uno de los bares de la ciudad
llamado el Rastrel, pude ir a tomarme unas cervezas de barril mientras veía
obras de teatro y cualquier otra interpretación artística por parte de los
jóvenes Salmantinos y extranjeros, curioso el hecho es que en este bar en
específico para no hacer ruido se aplaude estirando los brazos y agitando las
manos. Como dije, Salamanca es una ciudad de jóvenes y personas de la tercera
edad. La mayoría de los jóvenes son estudiantes de la universidad de Salamanca
que no necesariamente son locales, muchos obviamente vienen de otras partes de
España y la comunidad extranjera es bastante grande.
Los bares y
la escena underground son parte importante de la juventud en Salamanca. Aquí
por lo que sé no hay antros como tal, para empezar porque ritmos latinos no son
muy populares al menos en Salamanca, que no significa que no se escuchen. Pero
los bares o cafés siguen un patrón similar: sirven cervezas de barril, pinchos
(botanas), y la gente simplemente va a encontrarse con los amigos y a platicar
como van las cosas. Eso es algo que me encanta porque no hay que andar usando
el Facebook para tener largas conversaciones cuando puedes irte por unas frías
con los amigos.
La
experiencia más intensa que viví en Salamanca fue haber llorado por mi país. Y
no fue porque extrañara México precisamente.
Virginia
que estudió de intercambio un año en México, es una fiel defensora de la
justicia y partícipe de cualquier movimiento social en favor de la misma. Me
invitó a una charla en la Universidad acerca de los derechos humanos en México
y como no tenía nada que hacer pues fui. Resulta que hay varios estudiantes
mexicanos en Salamanca, y algunos dieron charlas pero si una me conmovió fue la de los 43. El
chavo que dio la plática aunque era del DF, habló de toda la injusticia y el
infortunio de ser estudiante en México, de toda la política basura y los
policías coludidos, de todo lo que ya sabemos. Pero el saberse en un país ajeno, escuchar la
basura en la que vive la sociedad, la injusticia de todos los días y sentir la
impotencia apoderándose de mí, es algo que definitivamente me pegó y me sacó
las lágrimas al mismo tiempo que el chavo gritaba “¡ayotzinapa somos todos!”
Y es así
como puedo resumir mi experiencia en Salamanca. Para ser mi primera experiencia
europea, dejó el listón bastante alto para Madrid que ahora sí es mi siguiente
destino.
Esta vez no
quería volver a subirme a un autobús, si por algo Europa es famosa, es por la
facilidad de conseguir un aventón. Pero como aún tenía un poco de miedín decidí
probar un servicio de “aventones” por así llamarlo. El servicio se llama
AMOVENS y opera en España, solo es cuestión de registrarse, se busca un viaje
especificando el día y ciudad destino y listo.
Reservé mi
lugar en un Mercedes-Benz tipo mamá móvil del año del caldo (como del 2000
supongo) que contrastaba con los coches modernos que hay en Salamanca, el
conductor era un chico francés que estudia en Salamanca y como pasajeros aparte
de mí eran otras dos chicas españolas. El viaje fue bastante entretenido pues
pude conocer un poco a mis compañeros de viaje y conocer un poco de su vida. Al
final de cuentas de eso se trata no? De conocer personas, de vivir experiencias
a través de otros ojos y de compartir vivencias.
Después de
2 horas y cuarto de viaje, recorriendo en sentido opuesto la misma carretera
que me había llevado a Salamanca por fin vi el letrero que decía “Bienvenidos a
Madrid”. De antemano sabía por todo lo que me habían dicho que Madrid es una
ciudad multifacética y se puede encontrar y vivir de todo. Mientras más nos
acercábamos a la ciudad, la cantidad de coches aumentaba considerablemente, el
ruido se hacía notorio y la ciudad mostraba su ritmo rápido dada la enorme
cantidad de gente andando en todas direcciones y por todos lados.
Ya en el
sur de la ciudad, lo primero que llamó mi atención fue el estadio Vicente
Calderón, casa del atlético de Madrid. Estaba viendo el estadio de fútbol de
uno de los equipos que hace poco había visto por TV a miles de kilómetros. Y ahí
estaba yo, sin ser aficionado al Atlético, no podía dejar de sentir la emoción
de ver de cerca lugares que normalmente solo ves por la TV.
Y Guillermo
(el francés que conducía) se estacionó a escasas cuadras del estadio para
terminar así el aventón y que todos continuáramos por nuestra cuenta. Le dí 10 euros que era lo del viaje y, con el GPS en la mano, comencé a caminar por la avenida principal hacia el centro.
Por si tenía dudas de tu viaje y tus experiencias siento que las he revivido al leer tus letras carnalin. Me emocionan tus emociones aunque no lo creas. Seguiré leyendo mientras sigas escribiendo. Te amo mucho cuidate y vive.
ResponderBorrarHahaha apenas veo el comentario es que no me llegan correos ni nada de avisos cuando alguien comenta, ya lo corregiré :) pues muchas gracias pequeñuela, yo también te amo :* un abrazote ya nos veremos en algún momento de nuevo
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