Lo complicado de viajar en India


Un Angel!


Quedé con Ksenia (la otra chica rusa) de ir a unas clases de AcroYoga el martes para que nos conociéramos y de paso hiciéramos algo que a los dos nos gustaba mucho según lo habíamos platicado.

Afortunadamente mis horarios de oficina ya me los habían cambiado para el turno nocturno por lo que me dio tiempo de ir a la clase de Acro.

Como siempre, llegué 10 min tarde al lugar. Era un pequeño departamento con espacio libre en vez de sala en el que los “maestros” ocupaban de estudio. Hice tan poco ruido como pude pues todos (3 personas en total: ksenia y los 2 maestros) estaban meditando. Entré de puntas y me senté junto a ksenia para empezar a meditar con ellos.

No me pude concentrar muy bien al principio y todo por ella. Sentada con las piernas cruzadas en posición de loto, una cara que reflejaba serenidad en todos sus rasgos, de complexión delgada y con un color de piel dorado tan uniforme que parecía bronceado artificial, cabello rubio casi castaño y lacio en forma de cola de caballo que hacía juego perfecto con las curvas de su cara, para mí era simplemente un placer inmenso apreciar tal belleza.

Nunca en mi vida había visto a una mujer tan hermosa, lo digo en serio, una cosa es ver a una artista en TV y otra es ver a una mujer común y corriente con una belleza tal que te deja atónito por unos minutos.

La clase transcurrió bien y terminó sin mayores sobresaltos, cuando tuve tiempo de platicar un poco con ksenia y me comentó que no le habían gustado las clases me sentí aliviado porque a mi tampoco y no quería regresar. Quedamos entonces en que practicaríamos nosotros dos por nuestra cuenta, cosa que a mí me parecía genial. Me despedí de ella y me fui al trabajo.


Qué difícil es viajar en India!


Me escribió Abi invitándome a ir a un lugar llamado Hampi, yo ni investigué pero le dije que sí iba a ir con ella; quería salir de Bangalore este fin de semana.

Salí temprano de la oficina el viernes, me fui por mis cosas y sali tan pronto pude para encontrarme con Abi y un amigo suyo. Llegué a la estación de autobuses y me sorprendí de lo que vi. Cuando dije estación de autobuses tal vez te estás imaginando una estación como las del ADO donde hay plataformas de abordaje, los camiones están ordenados por número y por destino, etc.

Pues aquí esa estación no puede estar más lejos de las de ADO. Se le llama estación porque es donde los autobuses se acumulan, pero están todos por la calle desordenados a más no poder y si no andas con una persona local, difícilmente encontrarías tu autobús.

Pues bueno, según nuestros boletos, teníamos que esperar el autobús en frente de la agencia de viajes. 

Así le hicimos pero había tantos autobuses que tuvimos que andar preguntando a medio mundo cuál era el autobús que nos tocaba. En vez de tener los letreros en la parte superior, los choferes gritan el destino al que van, entonces es un caos escuchar tantos gritos, camiones, claxons, etc.

Después de caminar en medio de muchos autobuses y casi ser aplastados por uno, dimos con el nuestro. Nos subimos y otra sorpresa. No había asientos sino camas!

El interior del bus estaba dividido por pequeñas cabinas individuales y dobles que tenían camas, y por camas me refiero a un rectángulo acolchonado de la misma manera que los autobuses. Pero bueno debo decir que no era incómodo.

Yo me quedé en una cama individual y Abi se quedó con su amigo en una doble que estaba en frente de la mía.

Tras 8 horas de viaje, escuchando música, leyendo, andando en fb, por fin llegamos a un lugar muy cercano a Hampi. Ya era de día para cuando llegamos, nos bajamos todavía semidormidos y pedimos un “rickshaw” (esos mototaxis tan comunes acá). Nos metimos los tres al rickshaw y nos fuimos a 

Hampi que quedaba como a 20 km. El camino fue muy bonito porque a ambos lados del camino no se veía más nada que praderas y algunos árboles a distancias intermitentes que contrastando con el sol bajo, daba una muy buena imagen del paisaje, son de ese tipo de paisajes que nos encanta ver en la compu y cuando los tenemos en frente no nos damos el tiempo para apreciarlos lo suficiente. En fin.

Comienza la aventura...de nuevo


Total que llegamos a Hampi, yo no tenía ni la menor idea de que esperar pero todo era muy diferente a lo que había visto hasta ahora en la India.

Era un pueblito lleno de casas pequeñitas y “hoteles” que en realidad eran casas de dos pisos con habitaciones pequeñitas y muy básicas. El pueblo está dividido por un río ancho que no parece muy peligroso ni profundo pero según los locales sí que lo es.

Nosotros nos quedaríamos en el lado norte del río ya que ahí es donde se quedan todos los extranjeros y donde está la fiesta. En el lado sur solamente hay templos y pues no hay ni una gota de alcohol.

Nos encontramos con otro amigo de Abi, (un francés) que estaba con un amigo suyo (inglés). El sol estaba a plomo así que nos movimos rápido, fuimos a donde estaban las pequeñas y poco confiables embarcaciones que cruzaban el río a más personas de las que uno tendría la confianza de poner en una lancha de ese tamaño.

Salían cada 15 minutos así que esperando nuestro turno, estaba hablando con Abigail (en español) y de pronto una chica que estaba recargada en un pilar, nos preguntó también en español que de donde éramos. Su nombre, María, colombiana-estadounidense que andaba viajando por la India solo por placer con su mochila al hombro.

A punto de cruzar el río

Entonces nuestro grupo había crecido ya bastante, de los 3 que éramos al inicio ya éramos 7 (se unió otro indio que andaba acompañando a Maria). Cruzamos el río, no estuvo tan mal a pesar de que la lancha se movía demasiado hacia los lados. Tan pronto nos bajamos, ya estaba una bola de indios del otro lado ofreciendo diversos productos. Uno de esos indios se me acercó diciendo “Do you want grass?” (quieres hierba?) y pues le dije que más tarde porque no sabía dónde nos íbamos a quedar.

El amigo indio de Abi, Navín, nos llevó a un hostal que el conocía. El lugar estaba bastante acogedor, eran cabañas de bambú y estaba bastante alejado del río por lo que estaba muy silencioso y permitía dormir bien.

Pedimos de comer y empezamos a planear lo que haríamos mientras estábamos ahí. Rentamos unas motos para irnos de paseo y el primer destino era el templo de los monos!

No era broma cuando decían que era el templo de los monos. Estuvimos manejando cada quien en su mini moto por algo así de 20 minutos hasta que llegamos al “estacionamiento” del templo. El templo como tal estaba en la cima de una montaña.

Abi con monos de fondo

Nos estacionamos y fuimos a la entrada, en cuanto vimos el montón de escaleras que teníamos que subir casi todos titubeamos en decidir si era buena idea o no. De cualquier manera, comenzamos a subir. El calor estaba increíblemente intenso, los monos brincaban de un lado a otro en los árboles que estaban a los lados de la escalera, y había demasiada gente subiendo y bajando, nada extraño en india.

Yo estaba agotado para cuando llegamos al templo, tuvimos quitarnos los zapatos para “entrar” (no había entrada como tal), el piso que era roca, estaba caliente a más no poder, sin embargo nos las arreglamos para recorrer un poco el lugar desde ahí. Lo bueno de eso fue que se podía ver absolutamente todo hampi y las bellezas naturales del lugar.

Descansamos y bajamos las escaleras, está vez fue fácil por obvias razones. Siquiente parada: la presa para ir a nadar!

Pasamos a un restaurancillo a comer y resulta que a unos se les olvidaron sus trajes de baño por lo que nos dividimos para regresar unos al hostal por sus cosas y otros se fueron directamente a la presa en donde nos esperarían.

Yo fui de los que me regresé al hostal junto con Navín. Abi se fue a la presa con los otros dos.

Cuando fuimos a la presa resultaba que había muchos lugares en donde nadar, anduvimos buscando a Abi y los demás como por media hora y como nos cansamos entonces nosotros nos metimos a nadar, de paso nos encontramos a María y al otro indio así que al menos éramos 4. El agua estaba bastante agradable pero me seguía incomodando el letrero que decía “no nadar, hay cocodrilos”. Pues la vida se vive una vez no?

Vista desde el templo de los monos


Cuando salimos de nadar, fuimos a donde estaban las motos y nos sorprendimos demasiado cuando vimos lo que había ocurrido… 

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