Gente va gente viene
Entonces
estaba entre dos situaciones. La primera era volverme profesor de español
porque había surgido la oportunidad en una de las mejores escuelas de Cairo, o
aceptar el trabajo en la compañía competencia de Uber.
La primera
opción era hacer algo que me gustaba y que conocía perfectamente y además iba a
ganar buen dinero, encima de todo quedaba cerca de la casa relativamente. Por
el otro lado no iba a aprender algo que me interesara aprender. Dar clases me
ha servido mucho en la vida, pero era una etapa que yo consideraba pasada, ya
había aprendido de ello lo que necesitaba y hacerlo de nuevo era quedarme
estancado de nuevo, al menos por un tiempo.
La segunda
opción era trabajar en una empresa joven, llena de retos y obstáculos, hacerle
competencia a Uber y aprender a desenvolverme en un ambiente de incertidumbre
que no conocía. Así que por supuesto elegí esta opción. Al final de cuentas, no
soy de los que les gusta quedarse en donde mismo.
Después de
la primera semana de trabajo me di cuenta de que elegí la opción correcta. El
trabajo no era monótono y la gente ahí era buena onda además de que me sentía
útil. Lo único que me provocaba cierta incomodidad era el viajar casi 2 horas
para llegar y otras 2 para regresar. Pero las empecé a aprovechar para leer
durante el camino.
En el
departamento todo iba cada vez mejor, salíamos frecuentemente todos los del
grupo que habíamos formado. Mi amistad con todos mejoró notablemente
especialmente con Karim, Abdou y Mike. Las fiestas continuaban porque había
gente que se seguía yendo, la que me pegó un poco fue la fiesta de despedida de
Meghana (La chica de la india) pues había hecho una muy buena amistad con ella
y para ser honestos me sentía atraído por ella. Pero todo fue como tenía que
ser, así que se fue.
Fue en esos
días en que me puse a pensar cuánto tiempo más me quedaría en Egipto. Como lo
mencioné en otro post, para que un lugar se sienta cómodo se debe de combinar
la gente que te rodea con el lugar mismo. Cairo no era de mi agrado del todo y
la gente con la que me llevaba bien se empezaba a ir.
Y eso es
algo que se aprende, a decir adiós. Es parte del viaje, la gente va y viene,
pero aun así es triste.
Una de las
cosas que más me han sorprendido hasta el momento es la facilidad con la que puedes
hacer amigos que nacieron al otro lado del mundo. A veces me pongo a pensar
como era la vida de esas personas antes de conocernos, es decir en este momento
no sé a quién voy a conocer en el futuro pero de seguro hay alguien ahí afuera
que se va a cruzar conmigo en algún momento de la vida pero en este momento no
tengo idea de quien sea o como pueda ser, o que está haciendo en estos momentos.
Es algo simplemente increíble.
Y pues la
vida se ha vuelto eso, una caja misteriosa llena de personas, experiencias y
lugares que no tengo idea de qué o como son en este momento pero a su debido
tiempo los voy a experimentar. Así que no hay de qué preocuparse, solo
disfrutar el viaje.
De cualquier
modo, todo ciclo debe de pasar y debemos de aceptarlo como tal. Como dije, me
hice gran amigo de Karim, Abdou y de Mike. Ahora era tiempo de que Mike se
marchara.
El tipo
como buen mexicano tiene un gran sentido del humor, sencillamente cae bien y es
capaz de decir cualquier pendejada en cualquier momento. Pero si algo compartíamos
era nuestra crítica hacia Egipto, y es que podíamos pasar todo el día hablando
de lo mal que nos había tratado o de cómo no íbamos a recomendarle a nadie ir a
Egipto. De lo que nunca hablamos es de como Egipto nos hizo amigos y de las
personas que nos puso en el camino.
La última
fiesta con el Mike fue en “Happy City” el mismo lugar en donde conocimos a
Karim, donde fuimos a tomar cervezas tantas veces con todos los demás
intercambistas. En fin, era el lugar de reunión por excelencia. Ese día también
se despedía André, un brasileño que también estaba en el departamento cuando
nos corrieron y el principal distribuidor de porros de hachís para todos. El
tipo se iba a indonesia.
De regreso
a la casa, Mike ya estaba preparando todo para irse al aeropuerto, nos tomamos
el último shot de tequila junto con Abdou y nos despedimos.
Al otro
día, aunque técnicamente todo seguía igual, era notorio el hecho de que se
había ido uno. Fue que empecé a platicar con Abdou seriamente acerca de irnos
de Egipto de una vez. Yo ya tenía un proyecto en mente para poder hacer dinero
mientras viajaba pero era un proyecto que no podía hacer solo.
Ese día
Galyna me invitó a una “fiesta” en su antiguo departamento junto a unos amigos
suyos. Yo la verdad no tenía muchas ganas de ir pero me puse a pensar todas las
veces que pequeñas decisiones cambian el destino de uno. Y esta vez no fue la
excepción.
Tome el
metro, llegué a su departamento y como por obra del destino conocí a otro
mexicano súper buen pedo, Daniel. Esa noche me sentía un poco mal del estómago
así que no tomé, pero sí que platiqué. Conocí también a Sebastián (Colombia) y
a Laís (brasileña), esta última me cayó bastante bien y nos hicimos amigos de
inmediato.
No fue la
super noche pero al menos salió algo bueno, conocí 3 personas más.
Fueron esos
días que me empecé a aburrir en el trabajo, pasé de estar lado a lado con la
gerente general a tener un pequeño espacio en el call center que estaba un piso
debajo de la oficina principal. Mi contrato era solo por un par de meses así
que no me quedaba más que terminar y ver que más hacer.
Afortunadamente
empecé a dar clases de español los sábados, que era algo que al menos me
entretenía bastante y me generaba dinero extra.
Los días
pasaron y me volví cada vez más amigo de Laís. Tanto que me invitó a irme de
viaje con ella y más amigos suyos al desierto blanco y negro. Al principio
estaba un poco renuente porque en ese desierto pasó algo no muy agradable.
Recuerdan
alguna vez haber escuchado la noticia de 8 mexicanos asesinados por el ejército
en Egipto? Bueno pues a ese mismo desierto era el viaje. Cuenta la leyenda que
el imbecilazo que llevó a los mexicanos al desierto no sabía bien a donde se
metía y ciertamente se metió en un área restringida y pues bum, les cayeron las
bombas.
Yo estaba
preocupado por la situación y pues no quería morir tan joven. Laís me dijo que
el tipo que nos llevaba ya había ido para allá demasiadas veces y que se
dedicaba exclusivamente a esos viajes. No es que me haya calmado demasiado pero
pues al menos era un alivio saberlo.
Y entonces
llegó el día del viaje. Fui a la casa de Laís, nos reunimos con sus amigos y
después fuimos al punto en donde la camioneta nos iba a recoger. Para mi
sorpresa me encontré con Penélope (alias penesita) que era otra mexicana que
había visto solamente una vez en Cairo pero pues me la encontraba de nuevo,
también estaba ahí Andrea (otra mexicana), 3 franceses y algunos egipcios. En
total éramos 10. Salimos aproximadamente a las 11 de la mañana de Cairo, un par
de horas después ya no se veía nada más que arena por todos lados y un calor
del demonio. Mi celular se quedó sin señal y me empecé a preocupar un poco…
Muchos
tienen la duda de cuánto se necesita para viajar y solo les puedo responder a
modo general que no mucho. Pueden dejar comentarios abajo si quieren que haga
un post exclusivo sobre eso. Por favor compartan si les gustan los posts y
denle like a mi página de facebook, empezaré a agregar contenido además de mis aventuras :D
Gracias por leer hasta ahora.
Hasta ahora tuve oportunidad de terminarla de leer muy bueno todo lo que cuentas y que impresión que te hayas animado a ir a un lugar así, cuídate mucho, saludos!!
ResponderBorrarSiento la tardanza en contestar pero es que no me llegan las notificaciones al cel xD Ya mañana subo el desenlace de este post.
BorrarMe gustaría que hicieras el post de cuánto se necesita para viajar, tengo curiosidad de saber ya que uno de mis sueños es viajar. Por cierto, muy bueno, sigue disfrutando, un abrazo y saludos!!
ResponderBorrarEse lo tengo pendiente. Ya casi termina la primera etapa de mi historia y de ahí empiezo a publicar posts como el que me acabas de decir. En poco tiempo lo verás publicado, saludos! Y también espero que pronto viajes voy a dar todos los detalles que pueda :)
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